sábado, 28 de abril de 2012

TURISMO EN LA GUAJIRA. La religión de los Wayuu


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Un atardecer donde se manifiesta Mareygua
El turismo en la guajira les muestra la parte religiosa del indígena Wayuu, el es monoteísta. Su creencia muy fija en un Ser Supremo a quien denomina Mareygua, como cree en un solo Dios, por eso decimos que es monoteísta. El Wayuu no es idólatra, porque nunca se han encontrado vestigios de antigüedades guajiras, ni ídolos que adoraran en otro tiempo, ni tradiciones que lo entronquen con la idolatría, salvo algunos  talismanes de carácter doméstico y familiar, tendientes a favorecerlos.
El Wayuu atribuye todo lo bueno que ocurre en este mundo a Mareygua (Dios). Mareygua siempre es bueno; nunca es malo. Mareygua fue quien hizo el mundo y todas las cosas visibles, porque, aunque es uno solo, tiene en sí mu­chísimas virtudes intangibles y espirituales, y un poder, también invisible, mayor que otro cualquier ser, el cual se extiende a todos los hombres.
Mareygua tiene tres espíritus principales, y muchos otros subalternos, inferiores a Él; estos espíritus son unos masculinos y otros femeninos, todos son buenos y están al corriente de las cosas de este mundo, son más poderosos que Yarujá (el demonio), y si alguna vez se da el caso de que éste sale más ventajoso que ellos en una lid, no es por deficiencia de su poder, sino por alguna causa que los obstaculiza. Toda esta trabazón mística de ideas que hemos descrito la conserva el guajiro en su magín; empero, si bien es verdad que las cree, tam­bién es lo cierto que no tiene ninguna manera visible de representar a Mareygua en quien cree; acaso lo considera  como un Ser Supremo a quien no es fácil acercarse ni invocar, porque, a pesar de reconocerle como Ser Supremo, jamás recurre a Él, sino de una forma que llamaría­mos rudimentaria, utilizando los demás elementos (el tambor, por ejemplo), para conseguir lo que desea, en vez de hacerlo directamente por medio de la oración.
Un ejemplo: un indígena ve que su siembra se le está secando por falta de agua, y, lejos de clamar al cielo, como lo hiciera cualquier buen cris­tiano, lo que "hace es tocar su caja o tambora todas las noches y aún en las ma­drugadas, como si quisiera que el ruido hendieran los espacios y provocara el agua; dispara su escopeta hacia las nubes con idéntico interés.
Está en su cayuco en el mar pescando y hay calma chicha (vale decir, que no hay brisa) y él comienza a silbar y más silbar con un silbo largo, carac­terístico, llamando a la brisa, para que los arree a la orilla, en vez de pedírsela a Dios, en una plegaria que los marineros creyentes sí realizan, invocando, por ejemplo, a la Virgen del Carmen, Patrona de los navegantes.
Si hay eclipse, dis­para su fusil contra el sol, o la luna, para que vuelva la claridad. Enferma uno de sus parientes, y llama al Piache (algo así como el médico de los guajiros) para que, con sus sobos de alguna untura, la maraca, los salivazos mezclados con tabaco o manilla y los dictámenes de los espíritus  sanen al enfermo. De esta forma mostramos como el turismo de la Guajira informa sobre las creencias de la comunidad indígena que habita en la Guajira fuera del adoctrinamiento a que ha sido objeto durante más de 500 años.
Agradecemos los comentarios a este articulo.